El blog de "Caja negra", la novela, queda oficialmente abierto. Lo de antes era una prueba. La imagen de la portada, es por cierto intrigante. El dibujo de Angela/Enkeli cada vez me inquieta más: una amiga feminista la vio y quedó plop. Shockeada. Me dijo que no sabía qué iba a encontrar, cosa que me gusta. La página de Angela Gonzalez, es por cierto
http://enkelikitty.deviantart.com/. Hay más imágenes pop ahí. Por otro lado, la novela ya está en librerías y está teniendo vida propia. No sé qué va a pasar. Por otro, el domingo pasado, di una entrevista en Revista de Libros. El gran Alvaro Matus me preguntó cosas y yo respondí y el resultado está acá. Lo raro es que no había hablado de Villa Alemana nunca y salvo en un momento de "Caja negra", no lo hago tampoco. Pero la entrevista está ahí y funciona y creo que no dije tantas pelotudeces. Este blog sirve para registrar esos extraños latidos: ir subiendo fragmentos, reseñas y comentarios.
Mundo Bizarro
Para Álvaro Bisama (1975), la literatura es un cajón abierto, repleto de herramientas y cachureos, al que el novelista y el lector pueden acceder de diversas maneras. Por lo mismo, le gustan las obras multiformes, ésas donde la ficción pura y dura se ensucia con la crónica, la escritura de tono enciclopédico, la estética del cómic, los géneros periodísticos y cuanta referencia pop esté a su alcance. Bisama, que da clases en la Universidad de Playa Ancha y escribe en estas páginas, no le tiene miedo a la contaminación, a la suciedad, a la mugre.
Caja negra (Editorial Bruguera), su debut como novelista, es el testimonio fidedigno de lo que pasa por su hiperactivo cerebro o de lo que ha ido arrojando en ese cajón donde se apilan sus discos, historietas, recuerdos y fantasías. No hay clímax ni final, pero sí un conjunto de historias que se multiplican: asistimos al desencuentro entre un cantante glam y su padre, un académico con delirios mesiánicos que dirige la toma de una Facultad de Teología, así como también podemos leer un diccionario del cine gótico chileno. Miguel Brito, por ejemplo, es el carnicero que dirigió "Arrollado huaso", "Dieciocho sangriento" y "Asado virtual", obsesiva trilogía donde se suceden las escenas de sexo y violencia; Lonco es el seudónimo de Daniel Huenulef, protagonista de las adaptaciones de los relatos de Edgar Allan Poe a la mitología mapuche; "Monte Carmelo" se titula la historia de un pueblo habitado por niñas con poderes mentales y sacerdotes vampiros que motivaron que la Sociedad de Escritores de Chile hiciera correr el rumor de plagio a García Márquez.
Entre el extravagante horror se cuelan ciertas imágenes de una densidad peculiar, como la de los amigos japoneses dedicados al cómic o la del escritor albino recluido en la Sexta Región, homenaje secreto al poeta Juan Luis Martínez. "Crecí en Villa Alemana, el pueblo donde él pasó la última etapa de su vida", explica Bisama. "Valoro que Martínez haya leído desde esa clase de provincia casi rural. De hecho, su radicalidad se acentúa cuando uno se da cuenta de que negocia sus lecturas desde aquel borde absoluto, en un sitio tan pero tan trash como Viña. Desde ahí, lee las vanguardias para robarles y terminar inventando una a su medida. El escritor de Caja negra lo homenajea, pero también lo desvía. El albino antes ha sido un escritor pop de policial, que llega a la poesía por una fatiga de sus materiales de trabajo".
- Entonces, ¿la parodia es también una forma de homenaje?
- Es una forma de la melancolía. El objeto parodiado recuerda al original, pero éste nunca podrá volver a ser leído de la misma manera, con la misma consistencia. Es la nostalgia por un conocimiento que ya no nos es posible alcanzar o narrar; una forma disléxica de la memoria.
- ¿Cuándo nace tu interés por esos conocimientos desprestigiados por la alta literatura?
- Siempre estuvieron ahí como parte de la cazuela lectora diaria. Crecí leyendo la revista Análisis al lado de los dibujos animados japoneses. Mis padres me regalaron la colección completa de Asterix junto con los clásicos de novelas de aventuras, así que podría decirse que nunca hice jerarquías estéticas. Mientras me metía en el boom me devoraba El péndulo de Foucault, de Eco, que legitima todo ese canon, pasándolo por el sarcasmo y el cinismo. Me interesa ese mundo como una estética, como un modo de relatar, yuxtaponiéndolo con conocimientos más bien sistemáticos. De ahí que me gusten Grant Morrison, Piglia, Warren Ellis, Bolaño, Wilcock, Dick, Jack Kirby, Laiseca, Parra. Cuando leo "Roma la loba", el cómic inconcluso que dejó Lihn, me doy cuenta de que hay una línea de trabajo, una forma extraña de tradición.
- Este año publicaste un libro de crónicas ('Postales urbanas') y en la novela haces aparecer a Edwards Bello con una historia tan rara como enigmática. ¿Qué relación tienes con él?
- Como lector, le tengo un cariño tremendo. Su escritura posee una urgencia que anota la realidad, pero que también la inventa. Por otro lado, meter a Edwards Bello fue automático: respiramos su manera de ver el puerto. Él, Manuel Rojas, Aldo Francia y otros acuñaron cierta manera de relatar Valparaíso. También hay razones más personales. Desde chico voy a un restorán chino que creo que sirve la mejor carne mongoliana de por acá. Leyendo El inútil de la familia me enteré que ésa era la casa de Joaquín, que ahí había nacido y que ese caserón era parte de la literatura chilena. Cuando con Carla comemos ahí, intento pensar que el fantasma de Edwards Bello protege a los comensales como un fantasma armado, dispuesto a disparar balas de ectoplasma. Me gusta que la tradición contenga a un tipo como él.
- "Caja negra", en todo caso, se aleja de la tradición chilena.
- Lo que intenté fue jugar con materiales que eviten a toda costa la fotografía del realismo criollo, el solipsismo biográfico, la linealidad y el gesto técnico local de intentar emular mal o bien a Donoso, o creer que la novela es una especie de santuario inviolado, donde habitan ángeles armados que entonan el himno nacional.
- Parece que entre la estética del exceso y la de lo mínimo, te quedas con la primera.
- Quiero llevar al límite la máquina que cuenta historias. Además, me gusta que la novela tenga muchas fuerzas de gravedad, amén de la posibilidad de incorporar multitud de relatos que se cruzan y chocan. Fue extraño y divertido: mezclar, cortar, pegar, mezclar de nuevo. Era la remezcla de un disco. Puro pop.
- ¿No crees que el énfasis en la arquitectura perjudicó la caracterización, la fuerza de las pasiones y emociones de los personajes?
- El énfasis en la arquitectura vino casi al final. Sabía que tenía entre manos una obra coral, pero también que la pasión de los personajes eran sus propias historias: el cómo las cuentan y en qué los transforma ese relato. Los hermanos Mori, Levinas, el albino, Osu, el rockstar y el dibujante japonés son voces buscando su lugar. Y los otros, funcionan como detonadores de ciertas ideas del decorado, como forma de atrapar algunas imágenes que se me escapaban. La idea es ver Caja negra como una casa y que el lector deambule y vea qué se cuece en cada habitación.
Revista de Libros, 10 de septiembre de 2006